martes, 18 de enero de 2011

Efeméride deleuzeana


Algún día el siglo será deleuzeano, y habrá más gusto por lo difícil. Tal día como hoy en el año 1924, en París, Gilles Deleuze le abrió los ojos al mundo por primera vez (valga la ambigüedad de la frase).

La imagen-tiempo directa es el fantasma que siempre acosó al cine, pero se necesitaba el cine moderno para dar un cuerpo a ese fantasma. Esta imagen es virtual, opuestamente a la actualidad de la imagen-movimiento. No obstante, que lo virtual se oponga a lo actual no significa que se oponga a lo real, al contrario. Hasta se podrá decir que la imagen-tiempo supone el montaje tanto como lo hacía la representación indirecta. Pero el montaje ha cambiado de sentido, cobra una nueva función: en lugar de recaer sobre las imágenes-movimiento, de las que desprende una imagen indirecta del tiempo, recae sobre la imagen-tiempo desprendiendo de ella las relaciones de tiempo de las que el movimiento aberrante no hace más que depender. Según un término de Lapoujade, el montaje se ha vuelto “mostraje”.

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