viernes, 9 de abril de 2010

Mi primer vuelo [por Thoughtful-Ness]

   Hoy he tomado una siesta en plena tarde, es algo que no suelo hacer nunca, pero esta vez mi mente me lo exigió. Al despertar mi primer pensamiento fue hacia la Bici (como solemos llamarle ahora por cariño a la bicicleta alada) y la sección de la que acordé hacerme cargo. 

   Efeméride es una bonita palabra, pensé, aunque realmente nunca me había detenido a pensar en su significado. Y como la curiosidad ha sido siempre mi gran pecado, dejé a un lado el almuerzo que me había estado esperando y me dispuse a buscar mi copia de El Pequeño Larousse Ilustrado. (que de pequeño no tiene nada).

Efeméride(De efemérides).

1. f. Acontecimiento notable que se recuerda en cualquier aniversario de él
.
2. f. Conmemoración de dicho aniversario.



   Ya con el significado un poco más en claro, puedo dejarles algo a modo de explicación. Un suceso sin fecha, pero que sabemos no ocurrió mucho tiempo atrás y que probablemente no sea un acontecimiento que cambió la historia, pero sí cambió un poco mi historia. 


   Esta historia que estoy a punto de contarles, sucedió en un día como hoy, hace ya algún tiempo. Deben escuchar con gran atención, pues no ha de ser repetida, porque como solía decir mamá cuando yo era aún una niña “los sueños no deben contarse o jamás se harán realidad”, deben pues aguzar el oído y cerrar los ojos, de otra manera no podrán ver nada.


   Existió una vez un pueblito pequeño, del tamaño de una cabeza de alfiler, que llevaba por nombre Realidad, era un pueblito muy pintoresco y diminuto, tanto que aunque sus casas eran de vivos colores, nunca logró figurar en ningún mapa, y sólo los aldeanos de pueblitos cercanos sabían de su existencia. La pequeña villa estaba rodeada por montañas, altas y nevadas, a las que los lugareños recelosos, jamás se acercaban.

   Es en una de estas montañas, donde la más osada de las casitas fija sus cimientos. En esta morada de techo nevado, una niña llegó a existir, que pudo haber sido como cualquier otra chiquilla Real, pero que decidió no serlo. Esta niña peculiar, de mirada inquisitiva, desconfiaba de todo lo que la rodeaba. Desconfiaba del color azul del cielo, que nunca parecía tener el mismo tono; desconfiaba del viento que le susurraba palabras que no conseguía entender; dudaba del vuelo de los pájaros, pues no podía ver al titiritero que hacía batir sus alas y sentía recelo de la noche, porque la luna nunca parecía ser la misma y las estrellas nunca se encontraban en el mismo lugar.

   Dubitativa, desconfiada y a la vez curiosa y deseosa de entender el mundo, permanecía la mayor parte del tiempo dentro de su hogar, pues temía aventurarse al exterior y perderse por horas observándolo todo de manera recelosa y haciéndose preguntas para las que nadie tenía respuesta.

   Mas la decisión de permanecer en casa perdió peso una tarde, cuando el viento, caprichoso, intentaba decirle algo a través de las paredes de piedra. Al salir, el extravagante canto de una alondra le distrajo y le hizo abandonar su propósito inicial casi inmediatamente; cerrando los ojos se dejó llevar por el sonido hasta un árbol cercano, dónde las hojas se agitaban rebeldes, delatando la presencia del ave. Temerosa, decidió acercarse, mas al llegar al pie del árbol, un caminito de plumas blancas captó toda su atención. En silencio, preguntándose hacia dónde llevaría tal caminito, tomó un pluma en sus manos.

  Resolvió seguir las plumas con cautela y luego de un gran trecho , un objeto de apariencia extraña y metálica le corto el paso. De no haber tenido esas grandes alas blancas, la niña habría tenido la certeza de que era una bicicleta. Perpleja, se cuestionó de inmediato la utilidad que podría tener una “Bicicleta alada” y titubeante se acercó a acariciar una de las espectaculares alas. La bicicleta desplegó las alas y las agitó, como invitándola a dar un paseo. La pequeña sintió la necesidad de deternese a reflexionar y preguntarse el porqué de su desconfianza hacia todo, y luego de unos minutos en silencio, comenzó a percatarse de algo que jamás había notado.

 
Una bicicleta que es alada: tener la certeza de que el mundo está lleno de posibilidades para aquellos que se atreven.

7 comentarios:

  1. Y esa muchacha... Decidió subir y pedalearla ¿verdad?

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  2. Sí, aunque a veces siente que se cae, se atrevió :)

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  3. No creo que se vaya a caer, porque su historia es genial

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  4. que hermosura! como continúa la historia?

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  5. ePcelente. Hablando de desconfianza: yo desconfié de tu texto al principio, sólo porque desconfío de la gente desconfiada (?) Menos mal que no tengo que acusarte ante un tribunal poético por evasión de la realidad [de nuevo (?)] I'm a believer xD
    Bello texto, Ness =)

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  6. Yo aún desconfío de el y eso que usualmente no soy para nada desconfiada (?) :) Gracias

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