El artista se forja en ese perpetuo ir y venir de sí mismo a los demás; equidistante entre la belleza, sin la cual no puede vivir, y la comunidad, de la cual no puede desprenderse. Por eso los verdaderos artistas no desdeñan nada; se obligan a comprender en vez de juzgar, y sin han de tomar un partido en este mundo, este sólo puede ser el de una sociedad en la que, según la gran frase de Nietzsche, no ha de reinar el juez sino el creador, sea trabajador o intelectual.
Por lo mismo, el papel del escritor es inseparable de difíciles deberes. Por definición, no puede ponerse al servicio de quienes hacen la historia, sino al servicio de quienes la sufren. (Fragmento del discurso de Albert Camus al recibir el premio Nobel de Literatura).
Existe cierta esencia inmaterial que recorre las venas de una pintura, que nos quema el cuerpo de un verso, que toma los miembros de un bailarín para secarnos la garganta en la inconmensurable sensación de que no estamos solos. Nuestras más grandes locuras encuentran el hombro de un amigo, y la vida verdadera y libertaria vuela en amplias avenidas. Encontramos un hogar.
Caminar sus recámaras, bajar su sótano para subir al ático es un trabajo difícil. Pero a veces (recordando palabras de una profesora), ese libro inentendible, escrito en lenguas de otras dimensiones es el que necesitamos. Y sudamos intentando entender teóricos y pensadores, cometemos el error de sentirnos tontos o de culpar al libro “eso está escrito en chino”. Si elegimos percibir esa cierta esencia en el arte y en la vida, debemos dejarnos respirar para no aburrirnos en esa exigencia titánica a nosotros mismo. Saboreemos la ignorancia, no busquemos tragarnos el mundo, poco a poco todo… De lo contrario nunca podremos dejarnos escribir o crear obras de arte, esos recipientes que contienen la dicha esencia, alma del mundo.
¿Que somos complejos? Escogimos serlo cuando tejimos nuestra patología, allá en el estallido del origen, cuando la palabra se conocía en nosotros sólo como el punto medio entre nuestra sensorialidad y el universo. Lo escogimos porque preferimos vivir la vida de las cosas posibles, del aliento, de la solidaridad, de eso que llaman justicia. Sólo me resta daros las gracias, desde el fondo de mi corazón, y haceros públicamente, en prenda de personal gratitud, la misma y vieja promesa de felicidad que cada verdadero artista se hace a sí mismo, silenciosamente, todos los días (concluye Camus su discurso).
Debemos aceptar las consecuencias del camino que tejimos. Si hay que escribir mal por toda una vida, muchos escribirán bien por nosotros ¿nobles hombres no nacieron luego de Don Quijote?
Este proyecto Para-no-dormirnos Litera consiste en crear un monumento a la mesura que nos mantenga alejados del lado oscuro de la fuerza. Un espacio para compartir encuentros literarios de cualquier grado, como una bitácora de viaje por las letras. Pero sobretodo será un monumento para animarnos, para oxigenarnos, para sacarnos de la ansiedad cultural y recordarnos aquello que es verdad y libertad en la literatura, sin connotaciones que destruyan la humanidad y el humanismo.
Es el proyecto principal de la Bicicleta alada porque ella salió de un cuaderno para escribir poesía. Es una Litera sin colchones, es para-no-dormirnos, pero servirá de casita, de atalaya, de barco para navegar el océano del 2010.
Nota:la primera foto es de la página del cuadernillo de notas donde aparecieron por primera vez las palabras "bicicleta alada";la segunda es una foto de uno de los lugares donde se pensó más al respecto: Cafe Più, en colinas de Bello Monte.
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